Las altas temperaturas han puesto en jaque la producción agropecuaria de nuestra región, un verano más, en una «seca» que no parece doblegarse con la llegada del mes de febrero. Con sólo 30 milímetros de lluvia desde el comienzo de año y promedios por encima de los 30 grados, la producción animal resulta claramente perjudicada.
La lechería encuentra a sus Holando Argentino en situación de estrés prolongado, desde hace varias semanas, lo que redunda inevitablemente en una merma productiva.
Al respecto dialogamos con el Ing. Agr. Jorge Ghiano, uno de los profesionales de INTA Rafaela, quien explicó que «dentro de un verano muy cálido, seco, los primeros días de febrero se profundiza esta situación. No tenemos los inconvenientes del verano pasado, con tanta agua caída, pero sufrimos igualmente una afectación severa por las condiciones ambientales».
-Una situación que se refleja año tras año en la producción.
-Estamos hablando que estudios y monitoreos realizados en dos o tres verano, las disminuciones de producción rondan entre el 10% y 15% en promedio y en casos extremos, en olas de calor severas como se registra ahora, puede haber circunstancias donde se afecte hasta entre 25% y 30% de la producción. Además mermas reproductivas y le perjuicio del bienestar animal.
-¿Qué dicen los registros actuales del INTA?
-Con respecto a lo que es el clima se sabe que estamos en medio de una ola de calor, con períodos de 15 a 17 horas diarias con el índice de temperatura y humedad arriba del umbral, es decir de 15 a 17 horas diarias con estrés calórico. Las disminuciones de producción dependen del grado de modificación que tengamos del ambiente en las unidades productivas. Estamos registrando pérdidas de alrededor del 5%, pero tenemos modificaciones puntuales de sombras, aguadas, ventiladores y aspersores, que merman un poco las bajas. Otros establecimientos están arriba del 10%.
-¿Depende directamente de la infraestructura con la que han podido dotar a los establecimientos?
-Sí. El gran componente para combatir el estrés calórico es la modificación del ambiente. Lo que siempre mencionamos verano a verano, la sombra natural o artificial, que los horarios de ordeñe no coincidan con el momento de mayor calor del día, etc. Eso sin lugar a dudas es un paliativo muy importante y que se refleja en una menor pérdida.
-¿La afectación puede variar de acuerdo al tipo de sistema de producción?
-Hay sistemas que tienen diferente raza lechera, diferente sistema de parición que puede atemperar el efecto el calor. Pero directamente las modificaciones que podamos hacer en disminuir la carga calórica que tengan los animales impactan directamente en la producción. Y la disminución esa se da exclusivamente arrancando con una sombra, teniendo una buena aguada con capacidad suficiente y demás modificaciones que puedan hacer en el ambiente.
-Muchos productores expresan su incertidumbre no sólo por las temperaturas, sino además por la falta de viento que no permite la extracción correcta de agua. ¿Están preocupados?
-Sí, estamos preocupados. Hay una gran necesidad de agua, esta situación afecta no sólo a los animales sino a la producción de forrajes de cultivos. En lo que respecta a aguadas es crítico porque esta época es de máxima demanda y al no rellenarse ni las aguadas con el elemento natural afecta directamente. Las vacas están consumiendo alrededor de 120 y 150 litros de agua por día.