Si bien no significa la salida de la sequía, ya que el contexto regional de escasez de precipitaciones está lejos de ser superado, el evento de lluvias del último fin de semana fue importante y generó un alivio para los productores de cara a la parte final de la siembra de soja y maíz. Todo esto se va a complementar con otro período de lluvias, especialmente en el norte del país, esperado para la presente semana.
Según datos aportados por Pablo Mercuri, Director del Centro de Investigaciones Agropecuarias del INTA Castelar, las lluvias del fin de semana se concentraron en la parte central del país, en el centro y norte de la región pampeana, a lo que se agrega la zona núcleo con distritos que registraron acumulados de entre 30 y 40 milímetros. Junín con 90 milímetros y Lincoln con más de 100 milímetros, entre otros, están entre los más destacados.
Al respecto, Dante Romano, Profesor del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, aseguró en su informe semanal que “este cambio en el régimen de lluvias estabilizaría la producción en nuestro país. Y si bien llegaron tarde para la soja de primera y el maíz temprano, lo hicieron a tiempo para soja de segunda y maíz tardío. Habrá que ver bien la recuperación de los cultivos, pero esto nos dejaría con una soja alrededor de 37 millones de toneladas, y una producción de maíz en los 45 millones de toneladas, con mermas frente a los 45 y 50 millones de toneladas de las que se hablaba inicialmente, y no tan fuertes como se temía”.
A todo esto, desde el INTA Castelar señalaron que entre el sábado pasado y el jueves de esta semana se registrarían lluvias y tormentas de variada intensidad sobre el NOA, NEA, Cuyo, región Pampeana, oeste de Patagonia y Tierra del Fuego. De esta manera, habría precipitaciones superiores a las normales sólo sobre el norte de Cuyo, sudoeste de Buenos Aires y oeste de Patagonia. Mientras que en el resto del territorio las precipitaciones se presentarían por debajo de lo normal; con excepción de áreas de Cuyo y oeste y sur de la región Pampeana, sitios en los que se prevén valores normales.
Por otro lado, para el período comprendido entre los días 27 de enero al 1º de febrero, el pronóstico indica lluvias y tormentas generalizadas, de variada intensidad, sobre la mayor parte del centro y norte del país, y lluvias y lloviznas sobre el oeste y sur de la Patagonia. A partir de eso, se registrarían precipitaciones sobre lo normal para la época en el norte de Cuyo, sur del NOA, Chaco y sudoeste y sur de la Patagonia. Sobre el norte y este de la región Pampeana, y áreas del NEA, las precipitaciones serían las esperados para la semana. En cambio, para el sur de Cuyo, sur de la región Pampeana, y el resto de Patagonia las anomalías se presentarían por debajo de lo normal.
Un dato que aportaba el presidente de la Sociedad Rural de Pergamino, Jorge Josifovich, fue que en ese distrito cayeron durante el último fin de semana entre 40 y 45 milímetros, y se trata del primer gran evento de precipitaciones desde el 25 de mayo del año pasado. “Todo esto nos permitirá estar con un mejor en el estado de ánimo porque veníamos muy complicados, y además para acotar las pérdidas”, dijo el dirigente quien la semana pasada expuso que solamente en la campaña agrícola actual, las pérdidas por sequía superarán los 170 millones de dólares, las cuales representan casi 4 presupuestos de la municipalidad local.
Cultivos de verano
Marín López, integrante del Departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, precisó en diálogo con este medio que las lluvias del último fin de semana permitirán a los productores terminar con los planes de siembra de la soja, donde queda un 5% del área por sembrar, especialmente en zonas del Norte del país. El aporte hídrico también es importante para que no siga deteriorándose las condiciones del cultivo en una zona que hasta la semana pasada se encontraba en una condición de “regular a mala” en el 60% de su superficie. Además, dijo que “mucha de esa superficie se encuentra en el este del país, en el núcleo norte y sur, que son zonas muy productivas en cuanto a lo que es soja, por lo cual las lluvias dejaron en estas regiones acumulados de 40 y 50 milímetros y más también. Es por eso que esto permite poner un piso a la condición de cultivo para que no siga bajando”.
Lotes de soja afectados por la sequía
En el caso del maíz, también hay una gran parte del área por sembrar en el Norte y algo en el Oeste del país, según comentó López, con las lluvias que comenzaron a impactar desde hace una semana en zonas de Córdoba, San Luis y parte de La Pampa, que sumadas a las del último fin de semana en el oeste y norte de Argentina, hacen que el panorama mejore en cuanto a la humedad en los suelos para que los productores puedan seguir atravesando el proceso de siembra. “Lamentablemente para los maíces que se sembraron de manera temprana las lluvias llegan demasiado tarde porque el período crítico ya lo están atravesando desde hace dos o tres semanas, con lo cual vemos una baja en la expectativa de rendimientos de los mismos. Ahí tenemos una afectación importante”, agregó el integrante de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Cultivos de invierno
Sin lugar a dudas que el mayor impacto del clima adverso, con sequía y heladas tardías, se registró en la campaña de cultivos de invierno que finalizó días atrás. En el caso del trigo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó una siembra total de 6,1 millones de hectáreas, y con una cosecha de 12,4 millones de toneladas, unas 10 millones de toneladas de caída en relación a la campaña anterior. Además, el rendimiento promedio cayó a 2.280 kilos por hectárea, derivando en enormes complicaciones productivas y económicas para aquellos productores que trabajan en campo alquilado.
Producto del impacto de la sequía, sumado al efecto de las últimas heladas registradas en las zonas trigueras, en el área del norte de la provincia de Buenos Aires se registró una caída del 66,8% en el rinde obtenido en el 2022 contra el período 2017. Algo similar sucedió en otras regiones trigueras como en el centro oeste bonaerense, en el sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba, donde la caída en los rindes fue del 42,8% en los últimos cinco años. También en todo el sur de Córdoba, se constató una pérdida de rinde del 44,2%, mientras en zonas de Santiago del Estero y Chaco, la caída en los rendimientos fue de entre el 33 al 38% respecto al promedio del último lustro.
Por último, el informe privado sostiene que si bien la cotización del trigo se mantiene en niveles elevados (+29% interanual), la caída del 45% de la producción del cereal derivaría en un aporte a la economía de USD 3.700 millones en el 2023, un 36% por debajo del valor récord del año pasado. Además, se generarían exportaciones por USD 2.300 millones, un 55% de merma interanual y el aporte a la recaudación impositiva sería un 33% menor que durante el año pasado, y alcanzaría los USD 1.000 millones.
Fuente: infobae