Sin lluvias. Ya se proyecta que la cosecha de soja sería de 44 millones de toneladas, pero podría seguir bajando en los próximos días.
La zona núcleo atraviesa la peor sequía en décadas, si la situación ya es complicada para los productores que sembraron en campo propio, para aquellos que arrendaron es aún peor porque los índices de indiferencia ya no cierran.
La ecuación es simple, tal como detalla un informe elaborado por Márgenes Agropecuarios evaluando la zona oeste de la provincia de Buenos Aires: «La foto para las siembras en campo arrendado, para un valor de arriendo de 10 quintales por hectárea (qq/ha)de soja, muestra quebrantos en el rango bajo de rindes expuestos, a los que sólo escapa la soja de 1ª. Los rindes de indiferencia son del orden de 40 qq/ha en trigo, 19 qq/ha en soja de 2ª, 71 qq/ha en maíz, 22 qq/ha en girasol y 28 qq/ha en soja de 1ª».
Este es sólo en un ejemplo que se repite en otras zonas que hoy están siendo afectadas por la sequía. A la par esta situación deja en evidencia que la modalidad de siembra en campo arrendado está camino a la extinción, la falta de lluvias es hoy un problema para el productor pero antes en esta zona también debieron soportar inundaciones.
En distintas provincias se está extendiendo la modalidad de siembras en asociación, pero de todas maneras falta una vuelta de tuerca para que el que trabaja en el campo no salga perdiendo, al mismo tiempo que no se descuide la aplicación de tecnología para cuidar los suelos.
A la par, todavía se sigue especulando con que las subas de precios en el mercado internacional compensaría la baja de rindes para los productores que trabajan en campo propio, pero lo cierto es que la realidad está muy lejos de este escenario.
En el mientras tanto se sigue discutiendo la posibilidad de que se implemente un seguro multirriesgo, pero que llegaría tarde.