La sequía sigue golpeando a la provincia de Buenos Aires. Las escasas lluvias registradas la semana pasada no alcanzaron para aliviar el crítico panorama que atraviesa el sector agropecuario. Es por eso que los productores hablan de un fenómeno «histórico» y reclaman «cambios urgentes» en la Ley de Emergencia Agropecuaria bonaerense.
«Se necesita una ley más simple, que dé respuestas rápidas y eficientes. No es posible que en el siglo XXI, con todas las herramientas que tiene el Estado a su disposición, haya que formar comisiones locales para que informen a la provincia y después esperar a ver si el Ejecutivo de turno convalida la declaración de emergencia, porque todo eso lleva meses y las respuestas, si alguna vez llegan, lo hacen demasiado tarde», consideró Alberto Larrañaga, presidente de la Sociedad Rural de 25 de Mayo, al portal Infocampo.
En ese sentido, el titular de la entidad perteneciente a Carbap afirmó que «si el Estado ya tiene imágenes satelitales, registros de lluvias, informes del INTA y mucha información adicional que confirman la gravedad de la actual sequía en varios distritos, entre los que está 25 de Mayo, es incomprensible que haya que empezar a transitar el camino de las planillas y la burocracia detrás de una declaración de emergencia que debería salir directamente, emitida velozmente y de oficio, desde el Gobierno provincial».
«Con la actual Ley 10.390 hay demasiadas experiencias frustrantes, porque es obsoleta, como está no sirve y es un laberinto burocrático en el que ya casi nadie cree. No se puede jugar con la gente haciéndole llenar planillas para entretenerla. De todos modos, mientras no se modifique, no nos queda más remedio que seguir los caminos trazados por la actual ley», siguió.
Por último, Larrañaga reflexionó: «Tenemos que ser claros con respecto a los posibles efectos de una declaración de emergencia, porque todos sabemos que estaría muy lejos de compensar las grandes pérdidas y de solucionar los problemas de endeudamiento, pero al menos podría poner en marcha instrumentos que ayuden a amortiguar aunque sea un poco las graves consecuencias de la sequía«.
Muchos productores hablan de una sequía histórica y de pérdidas totales en algunos lotes de soja y maíz. «La afectación por la sequía abarca a la provincia de Buenos Aires casi en su totalidad. Las últimas lluvias promediaron los 30 milímetros (mm) en todo el territorio y los pronósticos para lo que resta de febrero son muy desalentadores», dijo a la agencia DIB Horacio Salaverry, de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y la Pampa (Carbap).
Los productores coinciden en que la soja de segunda está casi perdida, y que algunos maíces comenzaron a picarse para forraje. «Estamos en medio de una seca muy grave que se parece cada vez más a la histórica de 2009, que se llevó todo», agregó Larrañaga.
«La soja de primera la está peleando, es donde está puesta la expectativa. La soja de segunda no creo que se coseche directamente», dijo, por su parte, Juan José Ascheri, ingeniero agrónomo de la Asociación Rural de Chivilcoy.
Un cultivo de soja necesita 400 mm en su período, y los campos llevan casi 100 días de sequía, con lluvias de baja intensidad, que se evaporan fácilmente. Con las altas temperaturas y los vientos de esta época del año, la evaporación consume un promedio de 10 mm de agua por día, por lo que una lluvia de 20 o 30 mm no tiene mayor impacto sobre los cultivos.
Fuente: Diario ámbito financiero