Hoy en día, la ganadería y la agricultura se han convertido en empresas de números “muy finos”. Es por ello que debemos ser previsores para poder cumplir con nuestros objetivos, generando productos de calidad que nos gratifiquen tanto económica como personalmente, analizando la posibilidad de complementar ambas actividades, para transformar por ejemplo en carne lo producido con la agricultura, dándole así valor agregado a nuestros granos y forrajes.
Los presupuestos agrícolas suelen ser bastante claros: Nº de hectáreas, kilos de fertilizante, tipo se semilla, cantidades de agroquímicos, litros de gasoil, mano de obra y sus costos, son números que el productor maneja de antemano. ¿Son tan claros los presupuestos en la ganadería?: para que esto ocurra también debemos conocer las disponibilidades de forraje, oferta de suplementación para cubrir baches alimenticios o engordar, stock de reservas, mano de obra, etc. y nuevamente conocer los costos de estos recursos y eventualmente de la infraestructura puesta a disposición del sistema.
Necesitamos de esta información para saber si al vender a los precios por kilo vivo que fija el mercado (no el productor), estamos ganando, empatando o perdiendo. Todos tenemos en claro que solo queremos la primera opción y para ello trabajamos.
Una herramienta nueva y de uso creciente
Una de las herramientas que hemos introducido hace pocos años en la zona, cuyo uso va en crecimiento es el silo de autoconsumo que da muy buenos resultados si se lo utiliza correctamente (recría, engorde, mantenimiento) y con el manejo adecuado.
El ensilaje de forraje verde es una técnica de conservación que se basa en procesos químicos y biológicos generados en los tejidos vegetales, cuando estos contienen suficiente cantidad de hidratos de carbono fermentecibles y se encuentran en un medio de anaerobiosis adecuado (ausencia de oxígeno). La conservación se realiza en un medio húmedo y debido a la formación de ácidos que actúan como agentes conservadores, es posible obtener un alimento suculento y con valor nutritivo muy similar al forraje original en pie. En cada zona teniendo en cuenta la calidad del suelo, las temperaturas medias, el régimen de lluvias, etc., se opta por la especie vegetal más adecuada: para el centro de Entre Ríos el sorgo (cultivo estival) o la cebada (cultivo invernal) son dos buenas opciones.
Conociendo la categoría de animales que manejaremos, sabremos cuales son los requerimientos en cantidad y volumen: recría, engorde mantenimiento. Así podemos planificar las reservas para todo un año de alimentación y almacenarlas en bolsas (de 9 pies) para todo un año o para el período que se requiera. De igual modo podemos prever la suplementación proteica, energética y mineral, haciendo el acopio antes de iniciar el ciclo productivo. Conocidos los requerimientos y los rendimientos de material tal cual para cada zona y especie forrajera, los cálculos de cuanto sembrar y los costos de producción son una cuenta fácil.
¿Para qué hacer silo?
Antes de hacer el embolsado debemos conocer el destino que se le dará al silo: para poder suplementarlo con proteína si es para recría, para ubicarlo en el potrero adecuado si es para mantenimiento de vacas, para prever la energía necesaria si es para engorde. Solo así tendremos la certeza de disponer de todos los recursos forrajeros para poder cumplir con nuestros objetivos productivos manteniendo un suministro alimenticio constante y adecuado.
Al disponer del forraje para todo el ciclo, liberamos hectáreas de campo aptas para la agricultura para producir granos de rentabilidad más interesante. Por ejemplo si nos aseguramos de una provisión forrajera suficiente de cebada (cultivo invernal), podremos disponer del mismo potrero para una soja de segunda (por secuencia) pero sembrada casi en fecha de primera.
¿Qué materiales usar?
En caso de optar por un sorgo (cultivo estival), estaremos sembrando a mediados de octubre cuando la temperatura de la tierra sea durante tres días seguidos superior a los 17º. Lograremos así un buen nacimiento y si la pluviometría acompaña razonablemente obtendremos desde 21/22 tn de material picado por hectárea, hasta picos de 35 tn.
Si optamos por un cultivo invernal como la cebada, estaremos sembrando a fines de junio o primeros días de julio, para picar y embolsar los últimos días de octubre o los primeros de noviembre. Acá es dable esperar rendimientos por hectárea menores (también es menor el costo de implantación del cultivo)
Tiene mayor influencia en el resultado del negocio la calidad que el rinde por hectárea (se requerirán menos kilos de silo para producir igual cantidad de carne si el silo es de calidad y mejora la conversión forraje/carne). Así, si un sorgo silero, forrajero o granífero nos aporta un 16/18% de hoja, el resto necesariamente será caña (lignina) o grano (energía), es por esto que me inclino por el uso de sorgos graníferos para la confección de silos bolsa en nuestra zona.
En cuanto a las cebadas la que mejor resultado nos ha dado es la scarlet.
¿Cómo calculo los kilos de material conservados?
Una bolsa de 9 pies y 60 metros de largo (se reduce a unos 52 metros efectivamente llenados) almacenará: 52 metros X 3000 kilos por metro lineal = 156.000 kilos aproximadamente de material tal cual (la materia seca varía según la humedad). Este material logrado en 5/7 Has. de sorgo granífero por ejemplo, alcanzará para alimentar a 100 terneros de destete durante 3 meses, adicionándole la proteína y los oligielementos que les perm
ita crecer a 600 gramos por día.
Las vaquillonas en servicio y las vacas secas no necesitarán tanto el aporte de proteína, y el consumo será mayor ya que a 80 animales la bolsa les durará 2 meses y medio. En este caso podemos utilizar el silo para dejar en descanso una pastura durante este período, al tiempo que mejoramos el estado corporal de la hacienda encerrada, sube la preñez o se acorta la vuelta al ciclo estral post parto. Todo esto redunda en una mayor “preñez de cabeza.
¿Cuáles son los costos?
En la última campaña, 2011/2012 el kilo de material embolsado de sorgo (incluyendo labores, fumigadas, semilla, embolsado, etc.) fue de 20 centavos de peso. El consumo de este silo por terneros de recría, más suplementación, núcleo, atención, etc, elevó el costo del kilo vivo producido a $7.- sin ocupar prácticamente espacio en el campo, ya que los lotes de 100 terneros por bolsa ocupan un corral de 77 por 95 metros. Debemos destacar aquí el buen estado sanitario que se logra con los animales encerrados y el bienestar alcanzado por la amplia disponibilidad de espacio, la ausencia de barro, etc.
¿Da trabajo el sistema?
Además del fácil control nutricional y sanitario de la hacienda, el personal acepta rápidamente la técnica porque en poco tiempo se puede hacer la tarea diaria (avanzar el arco metálico del frente de la bolsa, suplementar y controlar), minimizando el esfuerzo físico. Al ser una técnica amigable y sencilla es recomendada principalmente por quienes a diario se ocupan de su funcionamiento.
Conclusión
Esta oferta nutricional estable, permite un ritmo de crecimiento constante, lográndose productos siempre en buen estado corporal, saludables, alcanzándose el estado ideal para la venta en tiempo más reducido. Cuando es usado para mantenimiento logra plenamente su objetivo permitiendo tener campo en descanso. Para lotes en servicio se logra mayor preñez de cabeza.
En definitiva: costos calculados, beneficios económicos reales y mucha previsibilidad para el sistema.
Vacas preñadas en silo de autoconsumo.
80 vacas preñadas en un corral de 1 Ha. con autoconsumo de silo de sorgo.
Federico Galigniana MV fogaligniana@gmail.com
