Se trata de un ejemplar de la raza Santa Inés, que tiene la particularidad de no tener lana sino pelo; un comprador de Uruguay pagó $13,5 millones a una cabaña argentina
“Valió la pena la lucha, el tesón y el esfuerzo”. Así lo vive, así lo siente y lo disfruta el productor ovino Sergio Taffarel luego de que en su tercer remate de la raza Santa Inés, un ejemplar de su propiedad alcanzara un récord y se vendiera en $13,5 millones.
Se trata de una raza que tiene su origen en Brasil y que surgió de la simbiosis entre la Bergamasca de Italia, la Morada Nova de Brasil y de la Somalí de Sudáfrica. Tiene una gran particularidad: no tiene lana sino pelo. Este año, buscando innovar y dar más comodidades a los clientes, decidió mudar la subasta anual en su campo al pueblo Herrera, en el departamento entrerriano de Concepción del Uruguay, a unos siete kilómetros de la cabaña.
Días previos, el fuerte movimiento en la preoferta ya hacía aventurar buenos valores de los ejemplares a venta. Tras un asado de cordero, con el streaming a pleno, el martillo, en manos de un conocedor del ganado menor comenzó a rodar. Con 50 animales a venta, primero fue el turno de Dorper, luego Hampshire Down, razas que también cría. Las ventas veían ágiles, pero cuando llegaron a pista “las deslanadas”, el entusiasmo fue impresionante.
“Fueron tres las hembras puras de pedigree de Santa Inés que sacamos a venta. Sabíamos que mucha gente había mostrado interés en la previa en ese ejemplar, específicamente por la línea de sangre muy interesante que posee. Habíamos tenido muchas consultas, eso nos llamaba la atención porque la puja en la preoferta era muy firme. Pero nunca imaginamos algo así. La oveja Leonarda, rp 32, es hija de aquel carnero que presentamos en Palermo llamado Covid. Tiene un año y un mes de vida”, cuenta a LA NACION.
Fue así que cuando ingresó, la disputa entre varios, que estaban por teléfono o presenciales, por convertirse en el nuevo dueño del animal no cesaba. Se corrían de una manera fenomenal: primero de a $10.000, luego de a $50.000, hasta de a $100.000 le ponían los interesados y, como dicen en la jerga: el remate se calentó. Al final, el martillo fue bajado a un criador uruguayo que busca llevar y registrar, como una vez lo hizo Taffarel a la Argentina, la raza en su país.
“Se arrancó de muy abajo, con valores chicos para venderse al final en 13,5 millones, divididos en seis cuotas. Fue una gran venta. Cuando termine su cuarentena se irá a Cardona, Uruguay, para la cabaña de la familia Constantino. Es un orgullo para nosotros porque va a ser nuestra primera exportación”, indica.
Según el criador, el interés por esta nueva raza está principalmente por la dificultad de vender la lana y por su bajo precio, sumado a la falta de mano de obra: “Hay un mucho interés por los animales deslanados que tienen algunas virtudes, por ejemplo, que es resistente a parásitos, muy prolífera, tiene celo todos los meses, eso nos permite salir de la estacionalidad del cordero en general. No se descola y es muy rústica. Tiene virtudes que la gente las ve y la está considerando en el momento de adquirir ovinos”.
Historia
En 2019, Taffarel decidió importar estos animales del Paraguay que lo llevó a convertirse en el criador número uno de la raza, cuando abrió el libro genealógico en la Sociedad Rural Argentina (SRA) con el RP1 (Registro Particular), de identificación del animal. En la actualidad posee una majada con 40 madres puras de pedigree y unas 120 puras por cruza.
Hace casi tres décadas que, en su cabaña “El Luchador”, se dedica como principal actividad a la producción ovina. En un tiempo crió también, aunque sin éxito, la Scottish BlackFace, que tuvo que vender porque esa raza no funcionaba en la zona.
En el 2022, decidió ir a la Exposición de Palermo por primera vez con esta raza con dos machos y una hembra con mellizos de 20 días y fue furor entre los visitantes por sus características.
Fuente: lanacion – campo
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