Los consumidores argentinos de carne de cerdo no tienen información suficiente para saber qué están comprando. Por ese motivo, los integrantes de la Mesa Nacional de Producción Porcina solicitaron al gobierno nacional que “la carne que ingresa congelada (única opción en las carnes porcinas) debe venderse como tal y no como fresca”.
La Mesa Nacional además solicitó –por medio de un comunicado– “erradicar la competencia desleal con carnes porcinas que ingresan a nuestro mercado con promotores de crecimiento que nos está vedado utilizar”, en referencia al anabólico ractopamina, el cual, si bien está habilitado en Brasil y EE.UU., se encuentra prohibido en la Argentina, Unión Europea, China y Rusia, entre otros países.
Otro de los orígenes de la carne importada por la Argentina es Dinamarca, una nación en la cual se detectó presencia de porcinos afectados con una bacteria estafilococo resistente a varios antibióticos comunes (Methicillin-resistant Staphylococcus aureus o por sus siglas MRSA).
En ese sentido, los consumidores argentinos, en lugar de encontrarse con mercadería indiferenciada en góndolas de supermercados o carnicerías, deberían contar el derecho a conocer el origen de la carne porcina por adquirir (algo que actualmente no tienen).
La normativa vigente –según lo dispuesto por el decreto 815/99– determina que son las jurisdicciones provinciales y municipales las responsables de controlar la comercialización de alimentos en sus respectivos territorios, lo que implica que son ellos los encargados de asegurar que los comercializadores de cortes porcinos informen el origen de los mismos.
“Somos argentinos que queremos trabajar, dar valor agregado en origen siendo eficientes y ofrecer carne porcina de calidad para los argentinos y para la góndola del mundo”, indicó el comunicado de la Mesa Nacional de Producción Porcina, la cual está integrada por FAA, SRA, Coninagro, CAME, AAPP, Cappcor, Apporsafe, Capper, Aproporba, Asociación de Productores de Cerdos, Asociación Pormag, GITEP y Feba.