En tiempos donde la pelea por la rentabilidad en todos los sectores económicos es muy dura, el establecimiento “El Mate Alimentos Agroecológicos” encontró una fórmula que le rinde. Pasa por bajar los costos de producción en función del pastoreo racional y con un manejo holístico del campo. Sus 330 hectáreas en Adelia María (300 kilómetros…
En tiempos donde la pelea por la rentabilidad en todos los sectores económicos es muy dura, el establecimiento “El Mate Alimentos Agroecológicos” encontró una fórmula que le rinde. Pasa por bajar los costos de producción en función del pastoreo racional y con un manejo holístico del campo.
Sus 330 hectáreas en Adelia María (300 kilómetros al sur de la capital cordobesa, en el departamento Río Cuarto) albergan a 900 cabezas de ganado bovino, 1100 ovinos, pollos parrilleros y gallinas ponedoras. El sistema de producción es 100% agroecológico (no usan agroquímicos desde hace cinco años), con un manejo natural apuntando al incremento de la calidad de los suelos y mejora la calidad nutricional de los alimentos.
El sistema que aplica es el de Pastoreo Racional Vosin (PRV), que mejora la relación entre ganado y pasto. Bruno Vasquetto, integrante de la familia que administra el campo, explica a LA NACION que el modelo imita la forma en que los rumiantes pastorean naturalmente: se mueven en grandes manadas en tiempos cortos y cambian de superficie.
Si “El Mate” aplicara, por ejemplo, un esquema de feedlot, sus costos estarían entre 40% y 50% más que con el actual, según precisó. “Lo que se hace es reemplazar insumos por tecnología de procesos; como dicen los expertos, usar más materia gris por hectárea”, señaló.
“Esto permite regenerar el suelo, combina más carga (equivalente 3 vacas por hectárea) y más rentabilidad. Así, producción y rentabilidad dejan de ser antagónicos”, dijo. “El Mate” lleva cinco años produciendo bajo el sistema PRV. La familia fue tambera hasta la crisis de 2000, cuando pasó a la agricultura.
“Veíamos que el suelo se degradaba, que aumentaba la erosión hídrica y eólica y, a eso, se le sumaron problemas de iliquidez; los gastos eran crecientes y la rentabilidad cada vez menor. Tuvimos la oportunidad de visitar un campo de pastoreo racional y nos decidimos”, contó.
En ese momento, en todo el país había no más de cinco campos explotados con el modelo PRV, que -en cambio- estaba más extendido en Brasil y Uruguay. Con el paso del tiempo hay más explotaciones, porque “existe un replanteo de los productores”.
Manejo
Para replicar el movimiento natural de los animales (que se mueven en grupos y cambian rápidamente de sector por temor a los depredadores), se usa alambrado eléctrico que demarca parcelas chicas. “Así se guía a los rumiantes hacia donde hay mejores condiciones de pastoreo; se los mueve cada día o dos días y eso permite darle el descanso que las praderas y el suelo necesitan”, señaló.
Agrega que, por su parte, las gallinas también cumplen una función en el modelo: comen las larvas de la bosta de las vacas; con lo que “no sólo tienen alimento gratis de alta calidad sino que desparasitan”.
Vasquetto dijo que, cada año, el suelo es “más rico” y, a modo de ejemplo, apuntó que en este período en el que la zona tuvo 70 días sin lluvias, “la resiliencia fue muy alta; mientras que productores vecinos o tambos no tenían más pasto, acá pudimos pasar la seca porque la tierra tuvo más capacidad de ajuste”.
De la misma manera, describió que en caso de temporales en el campo se multiplicaban los charcos, “en cambio ahora tiene cada vez más capacidad de absorción”.
La producción de ganadería vacuna de cría de “El Mate” se comercializa en el mercado convencional, en tanto que los corderos se venden a frigoríficos y carnicerías y los pollos y huevos directo al consumidor.
“La mejora de rentabilidad del sistema tiene que ver en la disminución de los costos y no con conseguir mejores precios”, sintetizó Vasquetto.