En General Villegas, Buenos Aires, realizan recrías a pasto y terminaciones para carnes premium en feedlots.* Sostienen que para un buen marmoleo de carne se debe cuidar la gestación.
En el marco de una jornada a campo realizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) y bajo el lema “Producción eficiente para mercados exigentes”, en el Establecimiento San Eduardo ubicado en General Villegas, Luis Otero Monsegur, titular de la compañía agroganadera Ganagrin y Juan Baqué, gerente de la empresa, contaron a Clarín Rural que trabajan 40 mil hectáreas en distintos lugares del país, en un sistema integrado de producción agrícola-ganadera y con las exigencias propias de ser “los mejores en genética, en carnes de consumo interno y externo”.
El establecimiento San Eduardo cuenta con 5 mil hectáreas, de las cuáles 4 mil son dedicadas a la agricultura y mil a la ganadería. En el mismo campo se lleva adelante un sistema de recría con verdeos como triticale y otras pasturas.
La raza Braford protagoniza casi todo el rodeo; se suman algunos ejemplares de la raza Angus. Además, cuentan con un feedlot con 4 mil cabezas, que consideran una herramienta más de ese sistema global, en el que pasan unos 12 mil animales para terminación por año. Casi toda esa producción es destinada a la exportación de carnes premium.
En General Villegas, noroeste bonaerense, fue históricamente una zona «novillera» pero la tecnología hizo lo suyo con la agricultura y hoy es la que manda. Ahora se sumó el cultivo de maní. Entonces, podría creerse que es poco probable, o menos rentable, hacer ganadería.
Con todo, Juan Baqué, explica la clave de la «convivencia» de actividades: “Cada metro cuadrado de nuestros campos están mapeados y a cada uno de ellos le corresponde una producción”. Trabajan una producción agrícola-ganadera. Del ciclo completo (cría, recría y terminación), salen novillos de exportación.Juan Baqué explicó la importancia de la alimentación desde la gestación, para un buen marmoleo de la carne.
Con la producción agrícola abastecen el encierre y las recrías. “El hecho de que sea un sistema integrado implica que, habiendo mapeado ocho campos de la compañía, determinamos qué podíamos producir en cada uno de ellos y qué podía aportar cada uno de esos activos a un sistema integrado global”, explicó.
Tecnología y base genética
La empresa cuenta con unos 100 colaboradores, y para coordinar cada trabajo en las unidades de negocios consideran a las nuevas tecnologías como pilar fundamental. Al ser consultado sobre los mapeos de tantas hectáreas, Baqué afirmó que la tecnología es accesible para todos. “Es ponerle un poco de cabeza a lo que tenemos y determinar cuál es el potencial, de acuerdo con las características de suelo, de humedad, de clima, de localización geográfica, latitud del campo, y en función de eso determinar cuál es el mejor sistema de producción posible a nivel metro cuadrado”, aseveró Baqué.
Durante el desarrollo de la jornada, en la que más de 500 personas escuchaban atentamente, en la exposición de Juan Baqué y el mismo Luis Otero Monsegur remarcaron permanentemente que la genética es la parte fundamental en su compañía, tanto para obtener índices cárnicos con indicadores como área ojo de bife, marmoleo y otros detalles para exportación, como así también para negocios comerciales internos.
Mas de 500 asistentes participaron de la última jornada a campo realizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en General Villegas.
Otro de los puntos que destacaban con pasión tiene que ver con las bondades que les brinda a ellos una raza como Braford. Para Luis Otero Monsegur: “hay una deuda con la genética, el Braford nos ayuda fuerte, es una raza lo suficientemente plástica como para adaptarse a distintos mercados, le tenemos que dar un crédito a la raza”.
Mercados y coyuntura
Respecto a la coyuntura ganadera del país y el mercado ganadero, Otero Monsegur resaltó que, en muchas oportunidades conseguir un precio razonable es una lucha diaria y por eso en su empresa intentan diferenciarse haciendo de sus rodeos un 70% de carne premium.
“Claramente teníamos que producir un cambio y el mercado nos estaba diciendo que teníamos que ir para otro lado. Es una alternativa, no digo que sea la mejor, económicamente puede tener algunos inconvenientes, pero si los frigoríficos venden el producto te lo van a reconocer sí o sí”, aseguró.
Según el titular de la compañía, para que este tipo de actividades sean rentables hay que salir de la comercialización tradicional de hacienda. “Soy un poco brusco con lo que digo, pero la comercialización ganadera no debe limitarse a Cañuelas”.
Si bien la genética es un término que se utiliza a la hora de qué toro o qué hembra es la mejor para una cabaña, en Ganagrin la conciben distinto. Sostienen que para tener buena carne para la exportación o consumo interno se debe utilizar lo mejor de las razas; la Braford en este caso.
“Nosotros podemos potenciar esa genética para lograr un producto de calidad que requiere el mercado internacional. Por eso desde hace 20 años tenemos que seguir invirtiendo y probando para ver qué es lo que llegamos a hacer y qué acuerdo logramos con la industria frigorífica”, explicó Otero Monsegur.
Conocer lo que se tiene
El interesante mapeo de campos de la empresa los lleva a producir ganadería donde todos piensan en sembrar una hectárea más de soja, maíz o el novedoso maní que llegó a la provincia de Buenos Aires por el impacto de la «enfermedad del carbón» en su región típica (sur de Córdoba) y los productores maniseros paga bien los alquileres en otras zonas. Por ello, el empresario remarca que en el establecimiento San Eduardo cuentan con 5 mil hectáreas, de las cuales mil destinan a la ganadería.
“Hay zonas de este campo que no logramos una cosecha buena, pero logramos obtener una muy buena renta ganadera”. Por su parte, Baqué agregó que se pueden hacer recrías mucho más eficientes que una agricultura, obteniendo unos 350 a 500 kg de carne por hectárea. “Estos kilogramos generan una facturación de 1100 dólares por hectárea, con un costo muchísimo menor que una hectárea de agricultura”, aseguró.
Marmoleo de la carne desde la gestación
En general se dice que «se pude lograr un marmoleo dando más alimentación. Pero, para Ganagrin y sus técnicos no es así. Desde la empresa investigan y con datos precisos mostrados en la jornada a campo, demostraron que pueden conocer qué niveles de marmoleo de la carne va a tener un animal desde el momento en el que se está gestando.
“Uno cree que con alimentos se mejora todo y que al mismo lo podés dar cuándo y cómo querés, y no es así” afirmó Juan Baqué. Y añadió: “Los técnicos mostraron que tenés que alimentar a la vaca desde la gestación, porque en ese momento estás determinando qué grado de marmoleo va a tener tu bife cuando el animal tenga dos años, con lo cual no podés fallar en todo el proceso”, destacó.
En definitiva, la alimentación termina siendo un pilar fundamental, pero según estudios comprobados científicamente, lo que define esa grasa intramuscular de un futuro bife de exportación es la tercera etapa de la vaca, es decir el último tránsito de la gestación.Entre inversiones y pruebas, Baqué y Otero Monsegur están convencidos de que «para tener buena carne para la exportación, o el consumo interno, se debe utilizar lo mejor de las razas; la Braford en este caso».
“En esa etapa se determina la cantidad de células adiposas que podés tener entre las fibras musculares. Después esas células adiposas van a crecer y se van a llenar de grasa o no, depende de cómo la manejes. Ahí van a ver el marmoleo”, explicó Juan Baqué. Y agregó: “Si no alimentaste bien a la vaca en el último tránsito de la gestación ya condenaste a ese bife dos años antes a que no tenga el marmoleo óptimo, porque no tiene la cantidad de células”.
En tanto, hicieron hincapié en que se debe cuidar minuciosamente esa alimentación para que luego en la foto de un bife premium la grasa sea intramuscular y no de cobertura, que es lo que mira el mercado exterior. “Con una mala recría, toda la alimentación que le diste en el encierre fue para generar grasa de cobertura, pero no te mejoró el marmoleo y el mercado internacional lo que mira es la distribución de la grasa entre las fibras”, indicó el gerente.
Diferir pasto y energías
Coincidieron en la necesidad de llegar a las etapas más frías del año con una vaca engrasada para poder transitar el invierno con un animal que va a tener buenas reservas corporales y ello simplifica la entrega de comida en el invierno. Aseguraron que facilita el manejo.
“No tenés que estar entregando comida. Esa vaca va a llegar con mejor condición corporal al parto, va a estar en mejor condición para parir, para criar, primero para terminar de gestar el ternero, el último tercio, con las células adiposas entre las fibras musculares”, concluyó Baqué.
Fuente: Clarin
Deja una respuesta