Se trata de “Sureña”, de la raza Angus, fruto de una colaboración entre cabañas argentinas y firmas de ese país; en la Canadian Western Agribition la compró una empresa de Oklahoma, EE.UU.
Fue una gran puja entre cabañas canadienses y estadounidenses, pero una del estado norteamericano de Oklahoma logró llevarse a “Sureña”, una ternera Angus de pura genética argentina nacida en Canadá. Sucedió anteayer en la exposición más importante de ese país, la Canadian Western Agribition, el equivalente a la Exposición Rural de Palermo en la Argentina.
En esta historia hay detrás un trabajo conjunto. “Este proyecto lo encaramos junto a las cabañas amigas Don Romeo y La Argentina. La ternera se vendió muy bien. Fue la primera en venderse y sumó el precio máximo del día en las hembras. Hubo una puja entre cabañeros de Canadá y los Estados Unidos pero se la terminó quedando una cabaña norteamericana”, contó desde Canadá Carlos Ojea Rullán, de la cabaña argentina La Juanita.
En conjunto con las firmas canadienses Semex y Blairs AG, 165 embriones de las razas Angus, Brangus, Braford y Hereford fueron embarcados hacia Canadá el año pasado. Fue la primera vez que embriones de las razas Brangus y Braford argentinos o de cualquier otro país del mundo ingresaban en suelo canadiense.
De las preñeces obtenidas de ese convenio, quince receptoras fueron exportadas en camión a los Estados Unidos y en el establecimiento de Badger Creek, en Kansas, nacieron los primeros 14 terneros con genética argentina en suelo norteamericano.
Ojea Rullán, un ganadero desde los 20 hoy con 53, ha venido exportando genética bovina argentina de las cabañas que asesora desde principios de los noventa. Una de las exportaciones más importantes de su trayectoria es la que en estos momentos está mostrando sus resultados en Canadá y los Estados Unidos.
Anteayer salió a la venta en Canadá la primera ternera fruto de esa exportación. “Sabíamos que había bastante expectativa con la venta y que tenía interesados de los Estados Unidos, Canadá y México”, señaló. Fuente: La Nación | Por: Josefina Pagani | Fotos: Carlos O. Rullán