Ultimo día en la Exposición Rural de Palermo. Ayer, Jorge Ravier no paraba de moverse en el pabellón amarillo. Con boina gris y chaleco marrón de Hereford, iba y venía entre todos los stands de las razas bovinas, acomodaba productos, hablaba con vendedores y asesoraba a compradores. «Bufandas no nos quedan», se escuchaba decir a un vendedor a un hombre que se acercó al stand de Limousin.
Ravier y su socio, Martín Schulze, son dueños de El Rebenque, una empresa familiar dedicada a la producción y comercialización de artículos. Mates de calabaza y alpaca, termos, materas de cuero de búfalo, chalecos reversibles de polar y microfibra, camisas oxford, boinas de hilo y lana, cuchillos artesanales, camperas de cuero y bolsos de lona. Todos los productos con los logos de las asociaciones.
Jorge, con 22 años, Martín con 26 y su hermano Francisco, de 22, decidieron emprender un negocio propio de talabartería, marroquinería y platería criolla.
«Fue un año muy duro: llamábamos a los papás de nuestros amigos para que nos vengan a comprar algo. Y por eso uso boina, porque me quedé pelado a los 25 de tanto correr para cubrir los cheques», afirmó, entre risas Ravier, hoy con 34. «Un año y medio después logramos cancelar las deudas», agregó.
Los emprendedores recuerdan cuando, en 2007, la cabaña La Pastoriza los invitó a su remate anual para colocar un stand de El Rebenque. «Ahí conocimos el mundo ganadero y descubrimos el potencial de las cabañas y las razas. Buscaban indumentaria el personal y vimos nuestra oportunidad», explicaron.
En 2011 el negocio comenzó a funcionar. Francisco vendió su parte y sólo siguieron Jorge y Martín. La clave del éxito fue adquirir buena calidad de materia prima, mantener el buen precio y crear una buena cartera de clientes entre los que hoy se incluyen cabañas y asociaciones argentinas de razas bovinas y también grandes empresas del sector agropecuario.
«Desde las compañías nos pedían productos específicos de merchandising y también regalos empresariales: desde fundas de cuero para las notebooks hasta sets de materas», dijo Schulze, de 38 años, y agregó: «Tres años después, la criadora de Limousin, Mónica Schmale, nos contactó para que hagamos el merchandising de la raza durante la Exposición Rural, acá en Palermo. Esa edición fue el salto. Nos instalamos en este mismo pabellón y vendimos todo. Las otras asociaciones empezaron a preguntar por nosotros», afirmó Schulze.
Schmale, presidenta de la Asociación Argentina de Criadores de Limousin, dijo a LA NACION: «Cuando veo gente joven, buena y trabajadora me gusta apoyarlos, y me pareció una buena oportunidad para crecer. Quisimos mejorar la calidad de nuestros productos con marca propia, y El Rebenque cumplía con nuestras expectativas. Sin duda, no me equivoqué».
En 2015, Hereford y Limangus los contrató también para vender sus productos en Palermo. Hoy en día, El Rebenque trabaja codo a codo con siete asociaciones argentinas de bovinos: Angus, Hereford, Limousin, Shorthorn, Brangus, Braford y Limangus. Realizan desde la indumentaria con el logo de las asociaciones hasta los cubrelomos y banderines que se utilizan en las premiaciones de los grandes campeones.
Además de asistir a las exposiciones y eventos más importantes del agro, tienen un local frente al Teatro Colón y en septiembre de este año participarán de LA NACION Ganadera en la localidad bonaerense de Balcarce.
Los dueños de El Rebenque confirmaron que en esta edición en Palermo tuvieron un nivel récord de ventas con más de $2 millones. «Fue un éxito total: la mayoría de nuestros productos son nacionales y tienen el sello de nuestros artesanos pero a un precio accesible», concluyó Ravier.