El Centro de Investigación y Desarrollo, CONECID, Santa Fe, tiene por objetivo validar a campo, con rigor científico, las innovaciones y nuevas tecnologías que las empresas y organizaciones aportan a la ganadería intensiva.
Como firma que provee servicios al sector, trabajamos en conjunto con otros actores de la cadena cárnica en las nuevas demandas de los consumidores, que a la hora de elegir tienen en cuenta la composición de los alimentos, así como también todo lo que implica el proceso productivo y la huella que dejan atrás.
En este caso, se validaron compuestos naturales que se incorporan a la dieta de los bovinos en el feedlot, extrapolando la aplicación de tecnologías en monogástricos que han mostrado éxito como hepatoprotectores.
La colina protegida y el extracto de alcachofa son dos nutrientes que juntos producen una sinergia cuyo resultado es esa función hepatoprotectora. Es decir, el objetivo del nuevo producto es cuidar a los animales alimentados con dietas muy energéticas evitando cualquier alteración en el metabolismo. Esto implica que ciertos parámetros productivos como aumento diario de peso, consumo de materia seca y conversión alimenticia, se mantengan en niveles normales o sean mejorados por la adición de ese producto.
A su vez, una dieta intensiva, sumada al suministro de esos hepatoprotectores, debería redundar en mejores rendimientos en la faena, con buen área ojo de bife y mayores depósitos de grasa, que podrían influir en la terneza de la carne.
Del ensayo
La experiencia apuntó a ensayar el efecto de la colina protegida y el extracto de alcachofa sobre animales engordados en el feedlot, con destino a exportación, a fin de observar su performance productiva. Se monitoreó el consumo de materia seca, la ganancia de peso y la eficiencia de conversión, además del rendimiento al gancho y la calidad de carne.
El ensayo tuvo una duración de cien días, destinándose doce corrales para realizar la investigación. Se evaluaron 180 novillitos de raza Braford, con un peso inicial de 300 kg promedio, que se llevaron a 450 kg promedio finales. Se dividieron en dos grupos de peso homogéneo, que a su vez se subdividieron en seis subgrupos de 15 animales cada uno. En cuanto a la alimentación, se compararon dos dietas, ambas con monensina, una testigo y la otra con el aditivo bajo evaluación. Se realizaron pesadas iniciales, intermedias y finales, y se hicieron ecografías durante el proceso para ir observando la calidad de carne.
Un aspecto a destacar es que, una vez finalizado el ensayo en el feedlot, se continuó en el frigorífico, donde se tomaron muestras y se evaluaron los parámetros anteriormente detallados en la res.
Investigar, validar y revalidar son tareas que no deben dejar de hacerse en un mundo tan dinámico que cada vez exige más información y precisión. El concepto de “una sola salud” está presente respaldando todo lo mencionado en este trabajo. La visión de que todos los eslabones de la cadena seamos conscientes de que más allá de nuestra actividad específica estamos produciendo alimentos que van a impactar en la salud de la población, es clave para avanzar en estos desarrollos.
Por Roberto Guercetti, CEO de CONECAR.