A partir de este mes, Uruguay reabrió parcialmente las fronteras para ciudadanos uruguayos y extranjeros con residencia en el país. Bajo este marco, el Ing. Agr. Javier Taró, de MegaAgro, anticipa la llegada de inversores argentinos con intenciones de adquirir campos uruguayos.
«Hay expectativa de lo que pueda ir pasando este año, la apertura de frontera puede impactar. El año pasado hubo mucha consulta de inversores argentinos que no pudieron ver los campos», comentó en diálogo con la sección rurales de El País.
«Es de los factores que más puede incidir en el mercado», remarca Taró haciendo referencia al ingreso de argentinos, y anticipa que «se va a tener que armar un mercado nuevo de los campos agrícolas» por el aumento en el precio de la soja. Aunque, de igual manera, «siempre han estado demandados». «Con estos nuevos valores se va a armar un nuevo mercado en ese rubro (agrícola)», considera.
El gerente del área inmobiliaria de MegaAgro explica que lo que sucedió el año pasado es que hubo muchas consultas luego del cambio de Gobierno en Argentina y Uruguay, pero que solo se llegaron a concretar los negocios de los que ya estaban instalados en el vecino país: «Muchos tenían que venir a revisar, este año creo que esa gente va a venir, aunque hay que ver las nuevas pretensiones».
Precios
- Para un campo agrícola, una referencia de precio, hasta el año pasado, era de US$ 7.700 y hasta US$ 8.000 por hectárea en campos de punta. Todo dependiendo del tipo de suelo, unidad productiva y ubicación.
- Para un campo mixto (agrícola-ganadero), las operaciones el año pasado estaban entre US$ 4.000 y US$ 6.000 la hectárea, dependiendo el porcentaje dedicado a cada tipo de explotación.
- Para un campo ganadero, la demanda es otra: «Tenés que pensar debajo de US$ 2.000», cuenta el especialista.
Mercado argentino
En Argentina, la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) publicó a mediados de enero el Índice de Actividad del Mercado Inmobiliario Rural (InCAIR), que refleja la actividad del mercado inmobiliario rural en todo el país.
Para el mes de diciembre, el InCAIR reveló una caída mensual de 7,12 puntos: «Fue el cuarto mes consecutivo de caída en la actividad inmobiliaria rural», destacó CAIR.
Para la actividad inmobiliaria rural, el último mes del año registró un valor similar al promedio del año 2020 y 2019: «El histórico bache que se registra en verano se mantiene dentro de los guarismos habituales luego de un año donde la generalidad de las medidas económicas tomadas no ayudaron al crecimiento de la actividad». «La incertidumbre político-económica futura sigue siendo lo que más afecta al sector«, destacan.