Con la mejora forrajera y la libertad para exportar, los empresarios analizan oportunidades y limitantes para aprovechar el nuevo escenario. “Antes se pasaba más tiempo con el contador que con el agrónomo. Ahora, el eje de la decisión volverá a pasar por el modelo productivo. Y la recría será el cuello de botella”, opina Diego Ponti, de AZ Group.
El Lic. en Adm. Agraria Diego Ponti es analista del mercado cárnico de AZ Group y lidera grupos de productores, que se reúnen para abordar temas económicos, financieros y comerciales de sus empresas. Hoy, comparte con la comunidad de Valor Carne qué oportunidades ven para la ganadería con la mejora en las condiciones forrajeras y la libertad para la exportación de carnes. ¿Ya comenzaron a ajustar sus estrategias?
“Desde fines de diciembre, más de 90 empresarios participaron de nuestros encuentros, no se tomaron ni un respiro. Tienen un manejo profesional y, hoy, con expectativas renovadas, están utilizando este tiempo para pensar y discutir qué harán a partir de febrero, cuando se empieza a definir el negocio de los próximos 12 meses e incluso de los cuatro años venideros”, contó Ponti.
En tal sentido, están ante momentos clave porque hay que sembrar pasturas, decidir qué hacer con el ternero a destetar en marzo, si venderlo o recriarlo, si llevarlo a pasto o a corral, y si seguir con el ciclo completo o concentrarse en la invernada, que será muy demandada por el feedlot en los próximos tiempos.
“La ganadería va bien y la agricultura también, hay mucho entusiasmo hacia adelante, pero el productor no pone primera de inmediato. Espera a ver cuánto se concreta de todas estas ganas del gobierno de dar una vuelta de página y empezar un nuevo ciclo para la Argentina”, apuntó, refiriéndose a que si bien se despejaron riesgos de intervención en los mercados quedan limitantes no sólo a nivel normativo sino en la propia actividad.
Según Ponti, a pesar de la propuesta de suba de derechos de exportación, se entiende que una de las estrategias para que el país salga adelante es mejorar la balanza comercial mediante un tipo de cambio competitivo. “Y esto va a empujar a que la hacienda pesada y trazada empiece a revalorizarse, cosa que hasta ahora no ocurrió”, indicó.
Para exportar más, sí o sí hay que recriar, pero falta campo para esta actividad en el área central de país. “En las empresas mixtas, en esta época del año, hay una fuerte competencia con la agricultura. Entonces, evalúan cuánto harán de fina y cuánto de recría. Además, mientras la exportación no traccione los precios, los productores no están dispuestos a escalar el negocio incorporando tierras en zonas alejadas. Los avances serán lentos”, anticipó.
Ampliando la mirada
Varios empresarios están haciendo números para evaluar modelos de recría más intensivos, que les permitan seguir adelante con las cosechas, sin perder la oportunidad de agregar más kilos a los terneros.
“Actualmente, para recriar a pasto hay que poner unos 1.000 dólares por hectárea, calculando tres terneros, alimento, sanidad y arrendamiento”, aseguró. En tanto, a corral, es más caro, pero se compensa con una visión sistémica del establecimiento. “Por más que los costos del ensilado serán más altos este año, sobre todo por los combustibles, habrá una buena producción de materia seca de maíz y la cuenta dará mejor. Además, encerrar los terneros brinda estabilidad al negocio», comentó Ponti.
De cualquier modo, la gran limitante es el financiamiento. Sobre este punto lo que se escucha en los grupos es generalizado: “hoy no tengo apalancamiento, no hay créditos atractivos. Y cuando los hay, los plazos son más cortos, o sea que si compro un ternero lo tengo que pagar casi de inmediato”, razonan.
“Y si hay que poner plata propia lo piensan dos veces. Hay que resignar renta presente para obtener un resultado mejor a futuro. Pero en el medio hay que aguantar”, alertó Ponti.
¿Tendrán espalda para invertir? “El criador viene de un 2023 muy malo ya que vendió en forma anticipada hacienda más liviana y en esta zafra está esperando a cobrar para saldar cuentas. Y a muchos también les fue mal con la agricultura”, recordó.
Sobre esta base, analizan cómo armar un flujo de caja atento a las necesidades financieras de sus empresas. Los terneros podrán recriarse a pasto porque serán los futuros novillos. Las terneras, que tienen menos recorrido biológico, se encerrarán a corral y a los cuatro meses se podrán vender como vaquillonas, que valen lo mismo que los novillitos en Cañuelas.
“Así, tendremos un cheque para cobrar pronto. Después, a los 6-7 meses ya está el ternero recriado y eso me da la oportunidad de tener otro cheque o seguir adelante y completar el ciclo”, plantean.
En concreto, “el manejo financiero será importante pero no tanto como antes que se pasaba más tiempo con el contador que con el agrónomo. El eje volverá a ser el modelo productivo”, subrayó Ponti.
De cara al mercado
Otro tema que se habla es que las nuevas reglas le transfieren más poder al mercado. “Se despeja el riesgo de intervencionismo y eso es clave para la toma de decisiones. Antes, yo quería hacer algo, pero desde el gobierno me indicaban qué es lo que se podía y lo que no se podía hacer. Mucho del esfuerzo tranqueras adentro se desdibujaba. Bueno, ahora, la libertad avanza y eso empodera al productor”, consideró.
Pero esa libertad no garantiza la evolución exitosa del negocio. Aquellas empresas que, en los últimos años, invirtieron, mejoraron en ventajas competitivas, hoy se posicionan mucho mejor. Y hasta podrán especializarse en los nichos donde son más eficientes y aprovechar oportunidades mediante acuerdos con socios estratégicos.
“Una cosa que me llamó la atención de ciertos productores que hacen ciclo completo y cuentan con engordes de pequeña escala es que, ante el nuevo escenario, ya tomaron una decisión firme: ‘el máximo valor lo obtengo vendiendo el ternero recriado, es mi fortaleza, ahí hago la diferencia. Que lo termine un feedlot profesional, que trabaja junto con la industria y con carnicerías para potenciar mi negocio”, reveló.
¿Y el feedlot? “Al menos este año la limitante será el bolsillo de la gente. Si sale todo bien, recién en 2025 empezarán a recuperarse los salarios. Hasta entonces, deberán enfrentar una actualización constante de costos, desde el combustible hasta el maíz. Pero, en los últimos tiempos, más de una vez el consumo les dijo hasta acá pago, más de esto no puedo”, señaló Ponti.
En cuanto a la exportación, tal vez este un año no, pero sí en los próximos, los feedlots empezarán a recibir más terneros recriados para darle los últimos 100/150 kilos. “Si los precios se acomodan, como viene sucediendo en estas últimas semanas, que un novillo vale lo mismo que un novillito, algo que hace rato no pasaba, el efecto será muy interesante porque invitará a hacer animales más pesados”, diagnosticó.
En definitiva, con el cambio drástico de reglas, los grupos debaten en pleno enero cómo ven el negocio a futuro: “¿Habrá más exportación? Sí. ¿Vamos a tener un tipo de cambio competitivo? Sí. ¿Habrá novillos? Pocos, en función de las oportunidades que tendrá la exportación. El ternero recriado será el cuello de botella”, coinciden.
Para finalizar, Ponti destacó que “si la industria se da vuelta y no ve mucho novillo con destino al puerto tendrá que salir a pagar bien por ese producto”.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
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