No es novedad que existe entre algunos integrantes del oficialismo la idea de reimplantar un mecanismo de intervención del mercado de granos. En plena campaña electoral durante el año pasado, el entonces diputado Felipe Solá (hoy Canciller) había manifestado “la necesidad de aumentar la intervención del Estado en la comercialización de los productos agropecuarios, mediante el regreso de la Junta Nacional de Granos y Carnes, como herramientas para frenar los aumentos de los alimentos”.
Hace algunas semanas, la senadora rionegrina por el Frente de Todos, Silvina García Larraburu presentó un Proyecto de Ley para recrear la Junta Nacional de Granos. El texto del proyecto plantea que la Junta controlaría el comercio de cereales, oleaginosas y sus subproductos, así como garantizaría la provisión interna, independientemente de lo que suceda en el mercado externo.
Además, tomaría medidas activas con el fin de evitar los monocultivos; y desarrollaría políticas que fomenten el aumento de valor agregado en las materias primas producidas en nuestro país.
Según García Larraburu “en el año 1991 se puso fin a la regulación para que, con el beneficio de la desregulación la producción quedara en manos de privados, quienes generalmente responden a intereses foráneos o particulares”.
Por su parte Luis Basterra, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, comentó la semana pasada ante los senadores de la Comisión de Agricultura de la Cámara Alta que desconoce el proyecto de la senadora de Río Negro y que “no está en nuestro foco crear un instituto de esta naturaleza en estas circunstancias”.
En su exposición, Basterra se refirió al estado del stock de trigo para el mercado interno debido a los volúmenes de exportación y dijo que “hemos llegado a un acuerdo de que los exportadores no hagan más declaraciones juradas de ventas al exterior hasta que se clarifique la oferta y se cumplan los meses de aprovisionamiento».
El ministro complementó que «estamos muy atentos al mercado porque la decisión del Estado es no intervenir en esto, sino que maduramente generemos los niveles de aprovisionamiento a los precios adecuados a la oferta y demanda, porque entendemos que es una señal para el sector”.
El tema de la Junta Nacional de Granos también genera una «grieta» entre los integrantes de la Mesa de Enlace de Entidades Agropecuarias, ya que es un reclamo histórico de la Federación Agraria Argentina, pero es rechazada por las otras entidades.